Literatura y filosofía

Apología del español y la lectura. Eduardo Rhó (Parte 4 de 4)

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Fragmento del texto: "GUÍA PARA EL FOMENTO DE LA LECTURA"

"Virtudes

La lectura es considerada, tradicionalmente, como una forma de adquirir conocimientos. Otros, la apreciamos también como una fuente de placer. Pero además, ofrece otras muchas ventajas que la colocan como una de las principales herramientas que tiene el hombre moderno para desarrollar su intelecto:


Permite espacios de reflexión

La escritura es el proceso físico e intelectual por medio del cual convertimos nuestras ideas en símbolos. La lectura funciona en sentido inverso, es decir, interpreta los símbolos para transformalos en ideas. Esto nos lleva a concluir que la lectoescritura es una forma de comunicación indirecta, ya que no se lleva a cabo estando el emisor y el receptor frente a frente, sino a través de medios ajenos a ambos, como son los códigos impresos y el papel.

Existen otras formas de comunicación indirecta, pero sólo la lectura nos ofrece la posibilidad, como receptores de la información, de imponer el ritmo. Sólo cuando leemos podemos detenernos en el momento que lo queramos sin que por ello perdamos la hilación del contenido. Es más, la técnica del "resumen conceptual", en la que externamos en nuestras propias palabras la percepción de cada idea en el momento en que esta se presenta, nos permite desenmascarar las órdenes subliminales y asimilar cada mensaje con mayor seguridad.

¿Qué sucede, por ejemplo, cuando vemos una película o escuchamos algún discurso? En estos casos es el emisor, es decir, aquel que los elabora, quien impone el ritmo de la exposición y difícilmente, a menos que estemos entrenados para ello, podremos analizar cada propuesta en el momento en que esta surja. Sólo al final tendremos oportunidad de hacer un análisis, pero ya habremos olvidado muchos de los detalles.

Las ideas, al no ser razonadas, o se pierden, o pasan a formar parte de la "obesidad mental", que explicaremos más adelante. Pero en algunos casos puede ser más peligroso aún. Podrían burlar nuestras defensas psicológicas y almacenarse indebidamente en nuestra consciencia, produciendo en nosotros reacciones, ante ciertos estímulos, que jamás imaginamos. El "lavado de cerebro" y la publicidad basan su estrategia precisamente en ese concepto.

Los medios audiovisuales son excelentes formas de transmisión de ideas, pero para que estas sean de provecho se debe contar, principalmente, con la buena voluntad de sus autores. En el caso de la lectura, bastará con nuestro razonamiento.

Reafirma conocimientos

Antes de incluir un conocimiento en el espacio para experiencias nuevas, nuestra mente verifica si este no estuviera ya registrado. Si así fuera, lo reafirmará, acercándolo así, poco a poco, al grado de incuestionable.
Un conocimiento, antes de tomarse como cierto, deberá superar varias fases de confirmación, que van desde el "yo creo que..." hasta el "yo sé que...", y en el proceso, la lectura ocupará un lugar preponderante. En nuestra sociedad, es más fácil creer en lo que leemos que en lo que escuchamos. La palabra hablada difícilmente alcanzará la certidumbre de la escrita. Es fácil desdecir lo dicho, que palabras al aire al fin, no dejan rastro, pero no lo escrito, que queda allí plasmado como una prueba fehaciente del compromiso del autor.
Pero además de la posible desconfianza en lo que escuchamos, está el problema de la falta de tiempo para reflexionar. Al no poder confirmar como ciertos los conceptos que vamos oyendo, todas las ideas que surjan a partir de allí se consdierarán dudosas. Difícilmente podrá construirse algo sólido a partir de una base incierta.

Ayuda al mantenimiento de la salud mental

Leer puede resultarnos sencillo para aquellos que desde niños aprendimos a hacerlo, y tal vez por ello no nos percatamos de lo complejo que puede resultar internamente este proceso. El esfuerzo intelectual que hacemos al leer representa para nuestra mente un ejercicio equivalente a los que llevan a cabo los atletas de alto rendimiento con sus cuerpos.
El cerebro, aunque fisiológicamente sea muy distinto, en algunos aspectos es parecido a un músculo: necesita ejercitarse para mantenerse en buen estado, y la lectura es ideal para lograrlo. Cuando leemos, se genera una gran cantidad de relaciones neuronales, agilizando el raciocinio, estimulando la imaginación y fortaleciendo la memoria.
Pero además del ejercicio, la mente necesita también una dieta balanceada, que en su caso se traduce como: información razonada. Sabemos que en cualquier ámbito de la vida, la escasez, tanto como el exceso, produce daño. También se aplica para la mente. Si no se alimenta adecuadamente, se desnutre, ocasionando debilitamiento irreversible y en consecuencia, embrutecimiento crónico. Si por el contrario, la cantidad de información que ingiere es excesiva, y si se introdujo a través de medios que no permiten la reflexión, como los audiovisuales, esta se acumula alrededor de nuestra mente como lo haría la grasa en torno a la cintura, obstruyendo el flujo de ideas, haciéndola lenta y desgastando recursos fisiológicos indebidamente, creando las condiciones propicias para severos problemas psicológicos.
Probablemente la lectura no sea la única forma de mantener un buen estado mental, pero sí es la más completa, y también la más accesible.

Estimula la imaginación

Las palabras son un excelente medio para expresar ideas, pero no para transmitir emociones o sensaciones. El vocablo: amor, por ejemplo, tiene un significado muy particular para cada individuo. Un escritor podría dedicarle la obra de toda su vida a tratar, y muchas veces sin conseguirlo, de explicar su forma de sentirla. Existen tantos "amores", "odios", "alegrías" y "tristezas", "azules", "salados", "fríos" y "aromas de azahar" como lectores. ¿Cómo describir fielmente, entonces, esos sentimientos o sensaciones con palabras?
La respuesta podría ser que las formas indirectas de comunicación no son las idóneas para ese tipo de comunicación, y que sólo logrando un contacto de mente a mente con el receptor podría lograrse con absoluta fidelidad. Pero los escritores, envueltos en ese inconmesurable orgullo que los caracteriza, no podían dejar de intentarlo. Y me alegro de ello, porque en esa batalla por expresar lo inexpresable, retan al lector a poner en funcionamiento una de las habilidades que más tuvo que ver con el desarrollo evolutivo del hombre: la imaginación.
Es justamente esa falta de precisión de los idiomas la que permite que cada obra, más que leída, sea interpretada. Es decir, al leer un texto, es nuestra percepción de la realidad la que se proyecta en el argumento, permitiéndonos vivir las experiencias de los personajes como propias, aumentado así su intensidad y creando ambientes de inigualable intimidad. Aquel que vea una película basada en un libro que ya leyó, con seguridad se sentirá decepcionado. Y es que en esa cinta él estará viendo la forma en que el director interpretó la obra, que por supuesto será muy distinta de la suya.
Al leer, se combinan las ideas del escritor con nuestros propios sentimientos, logrando así establecer relaciones entre experiencias que jamás hubieran surgido de otra forma. Dicho en otras palabras, leer excita la imaginación.

Enriquece nuestro lenguaje

No se aprende a hablar oyendo, se aprende a hablar leyendo. Porque en las pláticas cotidianas se descuida mucho el idioma. No se organizan las ideas antes de hablar, se utiliza un número muy reducido de palabras y nadie se preocupa si repita la misma innumerables veces," (yo sí, ¿qué te pasa?, precisamente por eso me frustra el inglés, porque me faltan sinónimos, me siento como tarado usando las mismas palabras una y otra vez, al menos ya me enteré que el ruso es muy rico en sinónimos, jejeje) "o si la usa indebidamente, o si inventa alguna nueva por no saber expresar algún concepto. Todo se soluciona con un, a veces implícito: "pero tú me entendiste, ¿no es así?", escudándose en la idea de que lo importante es el fondo y no la forma. Pero no estoy de acuerdo. Eso podría funcionar en un número muy reducido de personas, que incluso podrían comunicarse, si lo quisieran, emitiendo gruñidos o vocablos monosílabos, o simplemente por señas. Pero, ¿cómo lo lograrían con alguien ajeno a su grupo?
Sería difícil, y seguramente daría lugar a otro tipo de problemas. Recordemos que la falta de comunicación es la base de la violencia. Es por eso que debemos leer, porque sólo sí tendremos acceso a vocabularios más amplios, a construcciones idiomáticas variadas y a estructuras de ideas que puedan servirnos para ordenar las nuestras. Sólo leyendo podremos enriquecer nuestro lenguaje, y con ello la capacidad de expresar nuestras formas de pensar a un número cada vez mayor de personas. Tu mundo será tan amplio, o tan limitado, como tu lenguaje.

Diversión
El juego es aquella actividad que nos alimenta con experiencias al mismo tiempo que nos satisface inquietudes. En los primeros diez años aprendemos más que en todo el resto de nuestra existencia, y todo lo logramos a través del juego. Si como adultos nos cuesta mucho aprender, es porque nos hemos olvidado de jugar. Sólo cuando le encontramos a algo la parte entretenida, y en el proceso resolvemos alguna expectativa, logramos asimilarla y desarrollarla. Cuando llevar a cabo una actividad lo consideramos "trabajo", es porque no nos divierte, y difícilmente podrá contar con lo mejor de nosotros. Así es como se engendranlas frustraciones. La mediocridad misma es la representación típica de una actividad hecha a disgusto. Pero en nuestra sociedad muchas veces no tenemos opción. Si queremos sobrevivir tenemos que "trabajar".
Pero aun en ese marasmo de responsabilidades y de trabajo forzado, el juego es posible. Y es nuevamente la lectura la que corre en nuestro auxilio. Al leer, tenemos la oportunidad de llenarnos de experiencias y satisfacer muchas inquietudes, y además, viajar a mundos tan lejanos a nuestra realidad que en muchos casos, y aunque sea por pequeños instantes, podremos tocar la libertad. Tal vez algún día, algún libro, nos permita descubrir el verdadero juego de nuestra vida."


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